Llevaba tiempo yo sin un maratón... y hoy me he metido en el cuerpo "El padrino", las tres, así, una detrás de otra, sin prisioneros.
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Y muy bien todo, oye, que bieeeen..., nueve horas de familia, respeto, mentira, poder, culpa y redención. Pasan los años, las décadas, pero la historia de la familia Corleone sigue emocionando, haciendo vibrar y demostrando que hay valores en la ficción que provienen de la realidad y que perduran a través de las generaciones.
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Si Tolkien creo la saga del Anillo para dotar a la población británica de una mitología de la que carecían, Mario Puzo, autor de la novela original, parece haber conseguido lo propio con los italoamericanos, les guste o no, porque es evidente que no debe ser agradable que lo primero que se te venga a la mente cuando tienes origen italiano y vives en Estados Unidos es que te relacionen con la mafia así, por principio, pero es innegable que ética y estética de la mafia según su transposición a la literatura y al cine constituyen ya un legado.
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En cualquier caso, la saga de Coppola tiene el gran merito de haber construido un recorrido tanto histórico como sentimental por la historia de una familia que huye de su tierra natal y se abre camino en la Tierra Prometida que parecía existir al otro lado del charco. Supervivencia, ascenso y gloria en tres actos que han originado una serie de estereotipos, clichés formales y frases comunes ("le haré una oferta que no podrá rechazar", "la familia es lo que importa", "ten cerca a tus amigos pero a tus enemigos aun mas cerca"...) que forman ya parte del subconsciente colectivo.
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Como gran amante de otra de las grandes sagas cinematográficas, la de Star Wars, y dada la profunda amistad que al principio de sus carreras existía entre Francis Ford Coppola y George Lucas, me quedo con la inquietante cuestión de la coincidencia en que uno de los temas de fondo de sus "magna opus", multicapitulares en ambos casos, además, sea el tema de la redención por los hijos de los pecados de los padres... y los sacrificios dolorosos por los que hay que pasar hasta conseguirlo.
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Como reflexión final, una acertadisíma frase de la tercera parte de "El padrino" acerca del poder: "las finanzas son un arma... la política es el arte de saber cuando apretar el gatillo".
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